La ilusión por disponer de unas mejores instalaciones motivó el cambio de ubicación. Hemos decidido crecer, pero sin perder nuestra esencia

 

 

Lakasa reabre sus puertas en la nueva ubicación de la Plaza del Conquistador Diego de Ordás 1, a la altura del número 120 de la calle Santa Engracia.

Lakasa regresa al primer plano de la restauración madrileña con una cocina elaborada, asentada sobre una rigurosa búsqueda y selección del producto. Junto con la especial atención por el servicio y la calidez del entorno forman una propuesta sesudamente pensada para el disfrute de los amantes de la gastronomía.

La ilusión por disponer de unas mejores instalaciones impulsó el cambio de ubicación del restaurante. Tras cuatro años de intensa dedicación y aprendizaje, decidimos crecer sin perder nuestra esencia de hacer de Lakasa, como reza nuestro eslogan, el lugar donde quieres volver.

El nuevo local, reformado en su integridad, posee una capacidad para 70 comensales, más una zona exterior destinada a una futura terraza. Especial cuidado hemos depositado en el proyecto de la barra, con un espacio de mesas altas y luz natural muy acorde a los reclamos de la zona. Y por el camino, no perdimos la oportunidad de diseñar sobre plano la cocina de nuestros sueños, con amplias zonas de trabajo y producción y la más moderna maquinaria.

César Martín, elegido este curso Cocinero en Progresión por la revista Metrópoli, es la cabeza pensante del proyecto. A su lado, Marina Launay, su pareja, ejerce los mandos en la sala. Como jefe de cocina, Adolfo Santos, cocinero con tres años de experiencia al frente de los fogones del restaurante más una amplia formación en emblemáticas casas como El Chaflán, Sant Celoni y Dal Pescatore (Italia). La continuidad de la práctica totalidad del "ekipo" procedente de la etapa anterior garantiza de partida los estándares de calidad marca Lakasa.

Nuestra cocina se rige sobre el principio de conseguir un buen producto y ensalzar su sabor. Este mantra nos guía en la minuciosa labor de selección de ingredientes a través de una amplia red de productores y proveedores de toda la geografía nacional e, incluso, internacional. Solo hay que apreciarnos la cara cuando llegan a la cocina los pescados del día traídos directamente de puertos tanto de Asturias, como de Andalucía o de Cataluña para comprobar nuestra convicción en este camino.

De tal despensa, surge una carta de autor dinámica, en donde conviven platos icónicos, como los buñuelitos de Idiazábal, los patés hechos en “kasa” y las manitas rellenas de rabo de toro, con otras preparaciones abiertas a la estacionalidad del producto. Ahora, iniciada la Almadraba, las elaboraciones con atún rojo adquirirán especial protagonismo en el recetario del restaurante.

Como ya es norma en Lakasa, toda la carta se puede compartir y probar bajo la fórmula de raciones y medias raciones, y siempre dentro del mismo marco de precios ajustados.

La bodega resulta otro de los nuestros alicientes. Innovadora y nada convencional, la lista de vinos vive en permanente actualización y supera las 150 referencias, con un esfuerzo remarcable en la oferta de vinos por copas y la selección de los vinos de Jerez. Creemos contrastado el aumento en el interés por el vino y su cultura en nuestra sociedad y en Lakasa somos sensibles a ese reclamo.

El Estudio de arquitectos Touza ha dado forma a la decoración del local con la participación de César y Marina en persona. En el diseño, concebido como un servicio más del restaurante, prima la calidad y el detalle. Los suelos de roble natural, las pizarras que visten las paredes y un proyecto lumínico ejecutado por Con Luz Propia Iluminación crean una atmosfera destinada a enriquecer la experiencia del comensal.

El horario del restaurante refleja novedades. Desde las 9:00 de la mañana la barra de Lakasa presenta de forma continuada una propuesta especialmente diseñada para cada franja horaria. El restaurante lo abrimos a la 13.30 h y mantenemos la cocina abierta hasta la hora del cierre a las 24.00 h. Un concepto contemporáneo con el que Lakasa añade una informal y amigable alternativa gastronómica a una de las zonas más vibrantes para los aficionados de la restauración en Madrid en la actualidad.

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