Las aves, como todo animal salvaje, se alimentan de la naturaleza, de la fauna y la flora a su alcance. Es la comida más sana que hay. Sin aditivos de ningún tipo. Estas circunstancias acaban teniendo su reflejo en el sabor final de la carne del animal.
Por ello, en Lakasa apostamos en las partes tiernas de la carne de caza, es decir, los lomos y pechugas, por emplear técnicas de cocinado que permitan mantener el interior jugoso y con su tonalidad rojiza natural. De esta manera, logramos que en la posterior mordida se liberen todos esos sabores.
En el caso de la paloma torcaz, localizar su procedencia originaria nos ofrece pistas acerca de la mencionada alimentación en vida, resultando revelador al probar las aves encontrar notas de aceituna en las procedentes de Jaén, en las de Extremadura, a bellotas y en las llegadas desde el norte de Castilla, a cereal.
Siempre animamos a comer carne de caza. Es la más natural y la más rica que hay.