En la cocina, cada vez vemos más claro que menos es más.
Este guiso de pochas nos la ha vuelto a demostrar. En el siguiente vídeo, os contamos como cuando una pocha está realmente rica, poco más necesita.
La pocha es una variedad de alubia blanca, que, en este caso, traemos de la huerta de Tudela. Se obtiene de una vaina que con los calores del verano acelera su proceso de maduración en la planta, adquiriendo por ello unas tonalidades parduzcas de cierto aspecto pocho, de ahí su nombre.
Sin embargo y una vez recolectada, en el interior de esa vaina reside una alubia tierna, con unas cualidades gastronómicas muy apreciadas.
Se consume fresca. Por ese motivo, es una alubia de una temporada muy corta, que llega hasta los comienzos de otoño. Su forma es aplanada y los tonos de la piel evolucionan durante su maduración del verde a un blanco brillante.
Una vez en la cocina, la pocha deslumbra por su sutileza y mantecosidad. Si es de buena calidad, tras una lenta cocción, y sin remojo previo, la piel que la recubre se vuelve imperceptible al paladar.
Su versatilidad con otros ingredientes en los guisos es amplísima. Los aspectos fundamentales para lograr un buen plato de pochas son... los de siempre en la cocina: la cuidada selección de los productos que las acompañan y el mimo en su elaboración.