SIETE MUJERES (Segundo periodo de “El bosque goloso”)
Por Juan Ángel Vela del Campo
Tenía 26 años cuando falleció John Ford en California. Nacida en San Francisco, aunque concebida en Sausalito, Karen Winn es una cinéfila de las que hacen época y una americana físicamente de libro. Su vitalidad es arrolladora. Lo ha sido siempre. Vino a España por primera vez en 1966, el año en el que John Ford dirigió “Siete mujeres”, su última película. Karen Winn cambió la Universidad de Berkeley por la Complutense y conoció en Madrid en agosto de ese año 66 a Emilio García Prieto, con el que sigue viviendo.
Tienen 3 hijas y 8 nietos. Verdaderamente la vida de estos dos centauros del desierto rinde homenaje ya desde el título a otra película de Ford, la de “Dos cabalgan juntos”, e incluso a “Pasión de los fuertes”. En mayo de 1967 Karen fue deportada a Estados Unidos por formar parte de un comité de americanos contra la guerra de Vietnam. Qué coincidencia. Ford trató de una misión estadounidense en China en “Siete mujeres”. El mundo se hace más ancho y estrecho con complicidades como las de esta doble cita oriental: Vietnam, China… No tardó mucho nuestra heroína en volver a Europa. Tres meses después de la expulsión española, que ocupó la portada del mismísimo Los Ángeles Times, se instaló en París, donde vivió el mayo del 68. “En esa ocasión estuve más contenida. Tenía miedo de que me deportasen otra vez”, afirma con suave ironía. No creo exagerado decir que su biografía es lo que normalmente se suele calificar como “de cine”. De cine es en efecto que últimamente haya conseguido cinco records de España en natación master femenina, estilo espalda, en la categoría de 65 a 69 años, en piscinas de 25 y 50 metros, y en distancias de 50, 100 y 200 metros. También ha sido, al margen de los records, campeona de España en otros estilos y distancias.
Karen y Emilio ya conocían Lakasa. Buenos son. Cómo para perderse un restaurante puntero. Aprecian tanto la comida que se elabora, como el ambiente que se respira en la sala. A Karen le cuesta seleccionar qué platos le han impresionado más en esta nueva visita. Al final se decanta por unas alcachofas con calamares ( “Ya sabéis que soy muy de cuchara. De hecho, los primeros platos que me enamoraron de España son la fabada, el cocido y la paella. Y en otro sentido, admiro los churros”), un estofado de costillas elaborado durante 12 horas a 90º, y la bandeja del afinador francés Bernard Antony (“Qué vicio de quesos. Imponentes los de Aveyron, tanto los de cabra como los de vaca”). Por circunstancias que no vienen al caso he tenido acceso a una carta que envió Karen a sus hijas antes de comer juntos en Lakasa. Decía entre otras cosas: “Resulta que Juan Ángel está entrevistando para el restaurante Lakasa a mujeres de diferentes campos de la vida, ligando de alguna manera sus actividades con la comida que allí se sirve. A cada una, aparte, se le pide que lleve una receta favorita. ¡Pues A MÍ me “entrevista” como DEPORTISTA MASTER y como abuela! Espero que en mi caso no intente decir que casi soy una nadadora olímpica (¡es capaz!). Como receta, pienso que va bien con mi condición de abuela, llevaré la de Norwegians”.
Karen hace, allí donde va, estas tortitas a sus hijas y nietos. “La receta original fue de mi abuela, nacida en Noruega. Aunque ella misma insistía en que se trataba de Swedish pancakes, al ser noruega las llamaba Norwegian pancakes. En mi casa eran Norwegians. La ficha que traigo es la que me entregó mi madre hace unos 55 años”.
Tortitas (suecas o noruegas)
Ingredientes:
2 huevos batidos
½ taza de harina
1 taza leche
3 cucharadas de aceite o mantequilla derretida
? cucharita sal
1/2 cucharita levadura
1 cucharada azúcar
Batir huevos, añadir demás ingredientes y batir hasta eliminar grumos.
Echar la cantidad necesaria para cubrir con una capa fina (estilo crepes) la superficie de una sartén, preferiblemente de teflón. Una vez cuajada, darle la vuelta y sacar cuando esté hecha.
Se puede comer, normalmente para desayunar, untada de Nocilla, favorita de los nietos, mantequilla y mermelada, miel, o mantequilla y azúcar moreno. Se enrolla y se come a cachitos.
Nota.
Esta receta hace unas seis tortitas. Yo siempre lo duplico, como mínimo. Cuando están mis nietos, a veces lo hago hasta con SEIS huevos.
La sobremesa se extiende en Lakasa. Por la mesa pasan César, Marina, Riky o Marco, entre otros. Karen Winn destaca la importancia de la salud, del bienestar, de la comida cotidiana, de las conversaciones, de la calidad de vida, de los valores morales, de la amistad. Emilio, gran cocinero e intelectual en el sentido más incisivo del término, sonríe cómplice. Qué gran pareja. Lakasa, una vez más, ha puesto el telón de fondo y los sabores para una reunión verdaderamente entrañable.